LABORATORIO DE IDEAS

Guión sin título.

Por Rocío Martínez

Os voy a contar una breve historia que me paso años atrás: Un día, como cualquier otro, me disponía  a vestirme e ir a visitar a una amiga. Mientras me preparaba, la llamé por teléfono para preguntar donde nos veríamos. En ese momento me acorde de una cosa: era que ella me había dicho que había cambiado de móvil. Pero, de repente, ella me 
llamo desde su nuevo móvil y me dijo que que tal estaba y cuánto tiempo me faltaba. Yo le dije que bien y que es
cinco minutos o por ahí terminaría. Ella me preguntó si seguía viviendo en el mismo sitio. Yo le dije que sí, así que ella me respondió que ella se llegaría a por mi.

Cuando ella llegó, toco mi puerta y yo le abrí. Ella venía con una copa de vino y unas fresas. Ella muy sonriente entró y se fue directamente al comedor. Con voz nerviosa, me dijo que nunca pensaría que le iba a pasar, y yo estaba sin saber lo que le habría pasado. Ella, después de un par de minutos, se relajó y me contó que había estado esperando una cosa muy importante y que no sabia muy bien lo que era. Pero me alegré por ella. Fue el mejor día de toda mi vida y sentía que también lo fue para ella. 

En un momento todo cambio. Ella cambió su rostro y yo empecé a marearme. Ella comenzó a reírse, y de la nada, comenzó a contarme una historia que, por mi parte, no entendía muy bien. Decía así:

Esta es la historia de dos hermanas. Una de las hermanas era siempre la chica a la que todo el mundo aceptaba, en cambio, su hermana solía ser rechazada por casi todos los que la conocían. Una vez, una de ellas empezó a querer acercarse a un chico muy popular.
En ese momento, ese chico le empezó a interesar. Esa muchacha y aquel chico empezaron a jugar dejando de lado a la otra hermana. Ambos se sintieron culpables. Así que, en un momento del recreo, la otra joven se acercó muy despacio y empezó a tararear una canción. De pronto, ambas empezaron a cantar.

Cuando terminaron de cantar, los dos jóvenes se escaparon juntos hacia un lugar del patio en el que nadie podía estar allí y ni
podía ver lo que pasaba. Ese lugar con el tiempo tuvo nombre, el cual fue la guarida. Los dos jóvenes pasaron de ser amigos a ser buenos amigos, y de buenos amigos a ser pareja.
 

La otra hermana, al ver lo que pasaba no quería saber nada más de ella, porque ella estaba enamorada en secreto del mismo muchacho.

Y si ese muchacho eres tú, ¿sabes quien soy yo?